miércoles, 2 de enero de 2013

Obra





Si existe un secreto detrás de los grafitis en el subway de Nueva York, se debe a la semiótica que Keith Harring descubrió en la Escuela de Artes Visuales, donde entendió que las imágenes podían funcionar como palabras, y podían hacer parte de un leguaje, como palabras en una oración, el significado de cada símbolo depende de cómo es combinado con otros símbolos, así las pinturas que realizó hacen parte de un tejido semiótico con esencia universal y atemporal, trasmitiendo significados y formas que toda las culturas pueden entender e interpretar.






En la obra de Keith el énfasis está en la línea, existe complejidad, asimetría y no hay proceso de bocetaje, la pieza comienza en sí misma y se termina así mismo, sin ninguna preparación.



Keith comenzó a tratar asuntos de la sociedad contemporánea, a mediados de los 80 el crack representaba un peligro para los jóvenes marginados, por esta razón Keith realizó una serie de intervenciones en murales junto con toda la comunidad, debido a su interés por comunicarse con la juventud y las minorías. Con el ascenso de su carrera  sintió la responsabilidad de hablar de asuntos que afectaba la vida y a la sociedad. Keith consideraba que el rol de un artista en toda sociedad era el papel de antagonista, así debía estar en contra de todo lo que afectara a la vida y a las personas.

Para Keith pintar era un acontecimiento de transformación, de vida y muerte, un lugar donde objetos, líneas, colores y formas experimentaban catarsis (purificación emocional, corporal, mental y religiosa). Para él todos estos componentes eran transmutados en orden para experimentar una tempestad de impulsos personales, sociales, eróticos y místicos.

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